Luego de tres años de estar desconectado del tema escolar, Juan, un joven beneficiario de la Fundación Proyecto Unión que vive en el Hogar Santa Rita de Cascia, volvió a estudiar gracias al programa “Aula Hospitalaria”, un espacio de inclusión que ofrece la Secretaría de Educación del Distrito, para brindar un apoyo lúdico, pedagógico y escolar desde la educación formal para niños y jóvenes que no pueden asistir al colegio .
“Gracias a la gestión de Angela María Gómez de la Secretaría de Educación, culminamos un proceso en donde logramos vincular a 2 niños de este Hogar a este programa, es importante que los niños tengan este espacio, con actividades y procesos, de la mano de las docentes de la Secretaría. La profe del Celular, como la llama cariñosamente Juan, desde la virtualidad, es quien envía las guías y ver hoy los resultados tan positivos, resulta una gran motivación, tanto para ellos como para nosotras, como integrantes del equipo de Pedagogía de la fundación”, afirmó la Profesora Cristina Ávila.
Juan ahora no se despega del computador, desde su lugar de trabajo se siente feliz, investigando y aprendiendo cada día cosas nuevas, cursa sexto grado y afirma que su materia favorita es artística, donde pone a volar su imaginación y desarrolla todas sus habilidades, inglés y matemáticas, le cuestan más trabajo, pero se esfuerza con todas. Se ha ganado el cariño de sus profes, Jackeline, docente de la Secretaría, Cristina, Ma Fernanda y Gina de la fundación, quienes exaltan su entusiasmo y lo orientan para hacer tareas, de lunes a viernes y el fin de semana cuando toca.
María Fernanda Vargas, una de sus profesoras considera que compartir esos espacios inclusivos de aprendizaje con Juan ha sido una experiencia gratificante, ya que él siente que su vida está avanzando, ahora piensa en ingresar a una universidad, en prepararse para su futuro y eso es muy enriquecedor. Esto nos demuestra que las limitaciones están en la mente, Juan desea ser un profesional del diseño gráfico y seguramente llegará muy lejos, gracias a las puertas que le abrió este programa, también conocido como “pedagogía del amor”, que solo requiere la unión de esfuerzos para transformar vidas.