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internacionales.
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despedirse de los niños y del
gran equipo de trabajo.
[/av_slide] [av_slide slide_type=’image’ id=’7300′ video=’//’ mobile_image=» fallback_link=’//’ video_ratio=’16:9′ title=» link_apply=» link=’lightbox’ link_target=» av-medium-font-size-title=» av-small-font-size-title=» av-mini-font-size-title=» av-medium-font-size=» av-small-font-size=» av-mini-font-size=»] Los voluntarios se lucieron con sus
recetas típicas de la cocina brasilera.
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los voluntarios para despedirse de
los niños.
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Josyelton Jonathas Rocha, un enfermero profesional hace parte del grupo de voluntarios internacionales que llegó a la Fundación Proyecto Unión, hace dos meses procedentes de Brasil, con el fin de servir como voluntarios atendiendo a los niños del Hogar Santa Rita de Cascia. En la actualidad trabaja cuidando a un paciente particular en su país, pero nunca trabajó con niños, así que esta experiencia representó todo un desafío para su vida que decidió enfrentar por primera vez, atendiendo niños en condición de discapacidad.

“Apenas llegué me enamoré de los niños y cambié todo mi pensamiento de trabajar con ellos”. Para Josyelton lo más importante fue estar con los niños en todos los momentos porque sabe que están muy bien y que hay personas cariñosas y amorosas que están pendientes de ellos, cuidándolos permanentemente.  Resalta lo maravilloso que fue aprender a darle la comida, sacarlos al parque a pasear, jugar con ellos, “cada día estuvo lleno de nuevas y emocionantes  experiencias que llenaban nuestras vidas, el ver las sonrisas y alegría reflejadas en la cara de los niños era lo mejor”.

Rayssa, Livia, Nayna e Igor, integrantes de este grupo de voluntarios, son estudiantes de medicina que luego de dos meses de aprendizaje, se van felices, pero a la vez con nostalgia por dejar una estrecha relación que lograron establecer con los niños y el personal de cuidadores.  Ellos resaltaron el profesionalismo y organización en cada rincón del hogar y afirmaron que tratar con niños con discapacidad fue muy provechoso para su carrera ya que en Brasil no tienen esa oportunidad.  Destacaron además la paciencia que tiene cada integrante del equipo para atender a los niños y aprendieron sobre las posiciones y manera de alimentar a los niños.  Igor Loredo por su parte quiere volver y dijo que fue una increíble experiencia, “el orden, el amor y cariño de los funcionarios, la posibilidad de analizar y aprender de los comportamientos de cada niño, todo eso me anima a  regresar “.

La motivación y compromiso que demostró este valioso grupo de voluntarios dejó una huella imborrable para todos en la Fundación, ellos cumplieron sus objetivos y desafiaron nuevos retos en sus vidas. Como muestra de su agradecimiento, ellos quisieron dejar un recuerdo de la cultura de su país, se pusieron el delantal y prepararon un “Brigadeiro” postre típico de chocolate y unos frijoles con chorizo que deleitaron a todos los trabajadores y niños de la casa. Además, el último día decidieron recrear un carnaval, una fiesta especial para todos funcionarios y niños entregando todo su amor y cariño, sin distinción para toda la familia Proyecto Unión.

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