Hace un año comenzamos un camino junto a la empresa Sincosoft y el programa “Conectando Corazones”, un lazo que se ha fortalecido y que ha tocado la vida de muchos niños y adultos beneficiarios de la fundación. En esta ocasión, la cita fue en el Comedor María es mi Madre, un espacio que brinda desayuno y almuerzo a más de un centenar de adultos mayores en situación de calle.
Desde muy temprano, un grupo de 22 voluntarios llegó con el corazón dispuesto a servir y con una misión clara: regalar sonrisas, compartir tiempo y ofrecer con todo el cariño una deliciosa bandeja paisa. Desde servir los platos y llevarlos hasta la mesa, hasta interpretar canciones para los abuelitos, cada gesto fue un puente de conexión y humanidad, pero además hubo un momento especial: la oración. Reunidos por grupos, los adultos mayores agradecieron no solo por el alimento, sino por la compañía de cada voluntario.
Como broche de oro, un postre preparado por uno de los colaboradores de la empresa junto a su familia, fue entregado como detalle especial; un gesto que resume el espíritu de esta jornada: servicio con amor y compromiso compartido.
Gracias, Sincosoft, por creer en nuestra labor y por caminar a nuestro lado y al grupo de voluntarios que con manos generosas y corazones abiertos, demostraron que cuando el servicio nace del alma, deja huella para siempre.